Lo que orienta al analista en el análisis y el pase

Vacíos habitados, de Juan Ignacio Valenzuela

Lo que orienta al analista en el análisis y el pase

El pase es un tema fundamental para encarar la pregunta con la cual me invitaron a participar de esta mesa: ¿Qué orienta al analista?

Si digo que el pase es fundamental en lo que a esta pregunta se refiere es, justamente, porque devela la razón por la cual Lacan inventó este dispositivo.

“Lacan buscaba esclarecer por medio del pase cuáles eran las vías que hacían que un analizante devenga un analista (…).” (p8 en frances)

El pase es un evento que implica el pasaje de analizante a analista. Este pase tiene lugar durante el análisis. Y es también un procedimiento.

¿De qué se trata el procedimiento del pase?

Muy brevemente: es un dispositivo de la Escuela. Esto es un punto crucial que no voy a abordar ahora. Pero me interesa que quede claro que compromete al funcionamiento de la Escuela en su totalidad.

También es importante resaltar que es una experiencia que la Escuela ofrece. ¿A quién? A aquél que considera que terminó su análisis. Pero, y es muy importante señalarlo, sólo lo lleva a cabo quien así lo quiere. No hay ningún tipo de obligación desde la Escuela de atravesar este procedimiento.

Si lo hace:

1- Dirige su demanda a la Escuela, más precisamente a quien en ese momento sea el secretario del pase.

2- Si es admitido en el procedimiento- ya que no necesariamente esto deba ocurrir- se le propondrán dos personas con quienes conversará sobre su análisis y sobre la dinámica del final de su análisis.

Estas dos personas, a los que denominamos pasadores, tienen la particularidad de estar muy cerca del final de su propio análisis. Es justamente por eso que son susceptibles de escuchar y preguntar especialmente sobre lo que concierne al final de un análisis. Lacan los calificó como “placas sensibles”.

3 – Son justamente ellos, los pasadores, quienes presentan el caso ante un pequeño jurado. Ese jurado es un cartel constituido especialmente para cumplir esta función. Lo llamamos cartel del pase.

Los pasadores presentan el caso frente al cartel. Y es el cartel quien dirá si considera a partir de toda una serie de coordenadas, nombrarlo Analista de la Escuela. Si lo hacen, aquel que es nombrado AE, lo será durante dos años. Como ven, no es eterno.

Durante ese tiempo, se lo invitará a dar testimonio de su cura y de las cuestiones que considere más vivas del psicoanálisis, lecturas que pueda transmitir a la comunidad analítica y también un poquito más allá.

Ahora bien:

Por qué es tan importante hablar del pase para encarar la pregunta que se aborda en esta mesa: ¿qué orienta al analista?

Porque Lacan, cuando inventó y propuso el dispositivo del pase, lo hizo principalmente para entender, para escuchar, para cernir cómo podía ser que alguien que sabía a qué lugar iría a parar al final de la cura de su analizante, quisiera ocupar ese lugar. Lugar al que en algunas ocasiones Lacan calificó como de desecho.

Entonces, ¿qué es lo que orienta al analista en el análisis?

Una vez despejada su posición subjetiva, podrá estar orientado ya no por sus ideas, ideales o prejuicios, sino por esto que Lacan nombró como el deseo del analista.

¿Y que es el deseo del analista?

Lacan dio una respuesta precisa en su Seminario 11.

Es precisa y compleja al mismo tiempo. No la voy a tomar ahora. Jacques-Alain Miller en diferentes momentos, en sus cursos y artículos, tocó y profundizó este tema.

Para terminar y al mismo tiempo abrir algunas preciosas indicaciones que

dio Jacques-Alain Miller sobre este punto en la presentación de su libro:

“¿Cómo terminan los análisis?” les transmito su respuesta

a la pregunta de Ezequiel Argaña sobre qué es el deseo del analista.

Aquel medio día de un sábado en julio del 2023 se expresó marcando una diferencia entre el deseo del analista y la demanda.

La demanda es siempre demanda de algo. En cambio, el deseo del analista no es deseo de algo, parece un deseo de nada en particular. Es por eso que el deseo del analista, a su analizante, lo deja ser.

Pero, explicaba Jacques-Alain Miller, el analista desea cosas.

Hizo una lista:

  • Desea el retorno del sujeto analizante.
  • Desea que hable.
  • Desea que se dividida.
  • Desea la reducción de los síntomas.
  • Desea la caída de los significantes amos, S1.
  • Desea que el analizante acepte la castración.
  • Desea obtener la diferencia absoluta del sujeto. (Es decir, lo que lo hace diferente a todos. Lo que lo pone a parte de los otros.)
  • Desea también tener el lugar del objeto pequeño a alrededor del cual se desarrolla el discurso del analizante.

Debora Rabinovich


Obra: Vacíos habitados, de Juan Ignacio Valenzuela

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