¿Cómo tener un cuerpo? ¿Qué sucede con el cuerpo en el autismo?

¿Cómo tener un cuerpo? ¿Qué sucede con el cuerpo en el autismo?

El psicoanálisis enseña que no se nace con un cuerpo, sino que este se construye. De modo que es posible tener uno, y en este sentido, habrá que arreglárselas con él.

La posición subjetiva es lo que podrá orientar, dentro de la ética analítica, la modalidad singular de habitar un cuerpo en un encuentro que será equívoco cada vez.

El lenguaje preexiste a la entrada que cada sujeto hace en él. El niño recibe del “baño del lenguaje” las marcas desde las que es hablado con anterioridad y donde quedará capturado en la red de significantes.

En efecto: ¿Cómo el sujeto se inscribe en el orden simbólico?

“La función del lenguaje no es informar, sino evocar. Lo que busco en la palabra es la respuesta del otro. Lo que me constituye como sujeto es mi pregunta. Para hacerme reconocer por el otro, no profiero lo que fue sino con vistas a lo que será. Para encontrarlo, lo llamo con un nombre que él debe asumir o rechazar para responderme. (…) Me identifico en el lenguaje, pero sólo perdiéndome en él como un objeto.”

El Otro primordial será el que sostiene una posición a partir de sus cuidados y de las respuestas que se articulan en la satisfacción de las necesidades. Este punto de respuesta no solo tendrá que ver con el aspecto biológico, sino que sanciona allí un mensaje. El pasaje del grito al llamado.

Entonces, si bien el lenguaje precede al sujeto, y en este sentido, es hablado por el Otro, será hablante en la medida que consienta tomar la palabra a partir del efecto del significante.

Lacan advierte, en este tiempo, la importancia del “lugar del sujeto” en el mundo simbólico. Respecto de la función del ojo en la experiencia del ramillete invertido dice: “en la relación entre lo imaginario y lo real, y en la constitución del mundo que de ella resulta, todo depende de la situación del sujeto. La situación del sujeto está caracterizada esencialmente por su lugar en el mundo de la palabra.”

La experiencia del estadio del espejo da cuenta del advenimiento de un imaginario corporal a partir de lo simbólico. En este sentido, previo a “integrar efectivamente sus funciones motoras y acceder a un dominio real, el sujeto toma conciencia de su cuerpo como totalidad.”

En un tiempo donde el cuerpo se encuentra fragmentado, se produce una “identificación”. En este sentido, el júbilo y fascinación de su imagen especular será: “la matriz simbólica en la que el yo (je) se precipita en forma primordial.”

Me interesa situar allí lo que se nombra como una prematuración específica del nacimiento en el hombre. En primera instancia la imagen unificada en contraste con una imagen despedazada y mutilada, donde se produce la identificación y luego, en un segundo tiempo, el cuerpo.

En “Acerca de la causalidad psíquica”, Lacan dice que el sujeto “se identifica en su sentimiento de sí con la imagen del otro, y la imagen del otro viene a cautivar en él este sentimiento”. Considero una lectura doble de dicho acontecimiento: por un lado, la posición del Otro que devuelve la imagen y a su vez, la decisión del sujeto de consentir a dicha alienación.

Aquí Lacan le da un estatuto de “nudo imaginario” esencial y de “apoyo decisivo” a la identificación: imagen del cuerpo propio en el psiquismo.

Entonces, es posible situar un primer tiempo lógico en torno a la primera enseñanza: el cuerpo de la forma “o de la Gestalt localizada en la imagen especular”, y un segundo tiempo, el cuerpo de la última enseñanza como: sustancia gozante.

En este sentido, el cuerpo hablante será un cuerpo afectado por el goce, y de este modo, “ese goce sólo obtendrá sus resonancias en el cuerpo a partir de su baño, de verse sumergido en lalengua”. En efecto, “lo que el psicoanálisis de orientación Lacaniana descubre en su experiencia es la existencia de lalengua como factor decisivo en la mutación del cuerpo.”

Ahora bien, ¿Qué sucede en el autismo?

Laurent propone como característica principal del autismo la forclusión del agujero. En este sentido, Miller dirá que los niños autistas están “sumergidos en lo real”, allí donde nada falta: “En el registro de lo real no hay agujero, salvo el que trata de crear una automutilación.”

Eric Laurent, en “La batalla del autismo” cita a Rosine y Robert Lefort en referencia a su caso paradigmático “el niño lobo”:

 “ en el autismo no se encuentra lo especular ni hay división del sujeto, sino un doble con el que el autista se encuentra a cada otro, su semejante, cuyo peligro es la inminencia de su goce y la necesidad de matar en él a esa parte que el lenguaje no ha eliminado, para que se funde una relación con el Otro como terraplén limpio del goce (…) Esta necesidad es la fuente de exaltación pulsional del autista, o sea, la destrucción / autodestrucción como satisfacción-goce de la pulsión, ella sola, la pulsión de muerte”

En relación a dicho caso, Laurent señala “el estado nodal de la palabra”, donde la misma está detenida: “el lobo, el lobo”. Hay allí una ley insensata, dice, que escapa a las leyes de lo simbólico”.

Aquella palabra no es testimonio de un sujeto hablante, no está dirigida al Otro.

Se puede decir que en el autismo no hay cuerpo, ni recorrido pulsional. Hay un modo singular de habitar el mundo, a partir de la falta de ese borde por la forclusión del agujero. Allí el autista intenta crear neobordes, lo que le permitirá encapsularse.

Soledad Zazzali


Obra de Juan Ignacio Valenzuela

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