En el encuentro por las Noches de la Orientación Lacaniana en la EOL Antena BB, las colegas Flavia Fantini y Betiana Ripari tomaron a cargo el trabajo sobre los capítulos 15, 16 y 17 del seminario Del síntoma al fantasma. Y retorno de J.- A. Miller. Los comentarios que ofrecieron se apoyan en las referencias al Seminario 11 de Lacan y a su escrito Posición del inconsciente, ambas del año 1964. Eligieron como punto de partida la causación del sujeto y plantearon una revisión sobre las nociones de alienación-separación, resaltadas por Milleren su seminario. El seguimiento de su lectura les permite rescatar la articulación entre simbólico y goce, así como el protagonismo de estas operaciones en la cura analítica.
A esta altura del recorrido de Lacan, nos encontramos con la clínica del fantasma; nudo entre la etapa de predominio de lo simbólico y sus posteriores conceptualizaciones sobre el goce femenino que situamos en la última etapa de su enseñanza. La afirmación de que en la estructuración subjetiva no todo es significante, que decanta con la formalización del objeto a como heterogéneo a la estructura del lenguaje, permite precisar las operaciones lógicas alienación-separación. La primera de ellas, la alienación, es el movimiento por el cual, en un tiempo que podemos llamar mítico, tiene lugar el nacimiento del sujeto del inconsciente ($). En circunstancias de un escenario favorable, acontece el llamado a un Otro. Si cobra eficacia la respuesta del campo del Otro a ese llamado primordial, lo que también implica decir que sí al significante que proviene de allí, es posible hablar del advenimiento del sujeto, en esa célula elemental del lenguaje que Lacan enuncia tempranamente en su enseñanza. Al mismo tiempo que se produce un enganche a un significante cualquiera, sinsentido (S1), que pertenece al campo del Otro (A), se consiente a dejarse representar por un otro significante (S2) que da sentido al primero.
Para explicar estas operaciones Lacan se sirve de la teoría de conjuntos. De este modo se puede decir que, en la alienación, se produce la unión del conjunto sujeto con el conjunto del Otro, y se hace evidente la manifestación de la cadena significante (S1…S2).
Gracias a estas precisiones es posible establecer, en la dirección de una cura en transferencia, los elementos necesarios que dan cuenta de un análisis en curso. Por ejemplo, el síntoma en su matiz de mensaje dirigido al Otro, los tropiezos del lenguaje que provocan el efecto de división en el sujeto, el sujeto supuesto saber, entre otros.
Ahora, resta saber qué sucede con la operación separación respecto de lo que interesa a Miller en este curso, o sea, precisar su incidencia en un análisis, especialmente en sus finales.
Aquí es necesario introducir una versión diferente del Otro, haciendo entrar en juego al Otro deseante y, como tal, un Otro al “que le falta” (A barrado). No se trata en este momento de la referencia de un Otro del discurso que responde con un significante, sino a uno que juega su falta en la partida. Así, ante la constatación del deseo en el Otro, que dispara en el sujeto la pregunta qué quiere de mí, momento de angustia inaugural, la solución neurótica va en dirección de cubrir esa falta. Se asiste de lleno a la aparición del objeto a y su función en la estructuración subjetiva, en este sentido, más precisamente, al armado del fantasma.
Siguiendo a Lacan en su formalización lógica, la operación de separación queda definida en la intersección del conjunto sujeto y el conjunto del Otro barrado, en este caso. El elemento común a ambos, que se desprende de dicho proceso, es el objeto a. Esta teorización explica el movimiento por el cual se responde al encuentro de un Otro que desea, y que configura el lugar del objeto en la estructura. Se puede afirmar en este punto que el fantasma es la solución del sujeto frente a la evidencia de la falta en el Otro.
Con estas nociones es posible poner la atención sobre aquellos momentos en la experiencia analítica donde se producen cortes e impasses. Por ejemplo, cuando se constata en una consulta que, ante la emergencia del objeto con su cara de real, se interrumpen las asociaciones del sujeto. Dicho de otro modo, no hay significante que venga al rescate y permita la deriva discursiva.
A modo de conclusión, considerando los postulados de Lacan sobre el fantasma y su atravesamiento al final de un análisis, ¿qué permite además demostrar la operación de separación? Que constituye uno de los fundamentos lógicos del acto analítico mediante el cual se intenta producir ese recorte del objeto en el fantasma. La finalidad no será otra que la de liberar al goce, atrapado dentro del marco fantasmático, para que el sujeto haga uso del mismo. Los testimonios de pase esclarecen y sirven de ejemplificación, en este caso, de los resortes de dicha operatoria. A estos fines, las colegas tomaron el testimonio de pase de Florencia F.C. Shanahan titulado El objeto a en la experiencia analítica (Revista Lacaniana N° 34), para dar cuenta del movimiento de caída y sustracción del objeto a, mirada, del marco del fantasma y las consecuencias para el sujeto, acontecimiento crucial en el curso de su análisis.
Obra de Julieta Cantarelli