Mariana Li Fraini elige como disparador de la clase la pregunta ¿Qué es ser lacaniano?, título que lleva el segundo capítulo del seminario de Miller, “El partenaire síntoma”. Comienza planteando que la orientación lacaniana es una manera de responder. Orientación por la cual sabemos que la respuesta no es un dogma, sino que de lo que se trata, es de ir sosteniendo ciertas preguntas, las buenas preguntas, que circulan alrededor del síntoma.
La analista plantea que el síntoma es un término problemático, y se pregunta dónde ubicarlo. ¿Es simbólico, real, está en el medio?. Nos dice que el uso que Lacan hace de este término a lo largo de su enseñanza, orienta el modo de leerlo. El uso del síntoma ha ido cambiando del disfuncionamiento al funcionamiento. La lógica del disfuncionamiento queda del lado de la ciencia, de lo que no marcha. La lógica del funcionamiento, es la creencia de que si eso insiste, es porque algo allí funciona. Esta lógica sostiene que en el síntoma hay una verdad en juego. Verdad a descifrar con el trabajo de interpretación. Y que lo que se presenta como sufrimiento en una instancia, se revela como satisfacción en otra. Se trata del goce, aquella satisfacción más allá del principio de placer.
Esto nos lleva a los dos aspectos, o a las dos caras del síntoma, uno simbólico, y otro real. Mariana nos habla del síntoma como término híbrido, compuesto, entre palabra y pulsión. Y cómo en ese entramado de interpretación, toca con la palabra algo de esa satisfacción pulsional.
En este punto, se vuelve al interrogante inicial, y se repregunta ¿Qué es ser Lacaniano?. Y responde, ser lacaniano implica saber que uno va a la experiencia analítica con ese problema, el de tener que arreglárselas con un problema de articulación.
Como analistas lacanianos debemos ocuparnos de lo que insiste. Resulta esencial sostener las preguntas alrededor del síntoma y dejarnos orientar por ellas. Para que el goce responda, hace falta un sujeto que le pregunte.
Obra de Darío Barco